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domingo, 30 de septiembre de 2012

Para seguir la huella del 'Panchatantra' en la literatura española

TEXTO 1
 Calila e Dimna (siglo XIII)

 El religioso que vertió la miel y manteca sobre su cabeza

Dijo la muger: «Dicen que un religioso había cada día limosna de casa de un mercador rico, pan e miel e manteca e otras cosas de comer. Et comía el pan e los otros comeres, e guardaba la miel e la manteca en una jarra, e colgola a la cabecera de su cama, fasta que se finchó la jarra. Et acaesció que encaresció la miel e la manteca, et estando una vegada asentado en su cama, comenzó a fablar entre sí et dijo así: “Venderé lo que está en esta jarra por tantos maravedís, e compraré por ellos diez cabras, e empreñar se han, e parirán a cabo de cinco meses”. Et fizo cuenta desta guisa, e falló que fasta cinco años montaban bien cuatrocientas cabras. Desí dijo: “Vender las he e compraré por lo que valieren cient vacas, por cada cuatro cabras una vaca, et habré simiente, e sembraré con los bueyes, et aprovechar me he de los becerros e de las fembras e de la leche, et antes de los cinco años pasados habré dellas e de la leche e de las mieses algo grande, et labraré muy nobles casas, e compraré esclavos e esclavas; et esto fecho, casarme he con una muger muy fermosa e de grant linaje e noble, e empreñar se ha de un fijo varón complido de sus miembros, e poner lo he muy buen nombre, e enseñar le he buenas costumbres, e castigar lo he de los castigos de los reyes e de los sabios, et si el castigo e el enseñamiento non rescibiere, ferir lo he con esta vara que tengo en la mano muy mal”. Et alzó la mano e la vara, en diciendo esto, e dio con ella en la jarra que tenía a la cabecera de la cama, e quebrose, e derramose, la miel e la manteca sobre su cabeza.

http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/otras/calila/calila07.htm

TEXTO 2


Don Juan Manuel (1282-1348), El conde Lucanor
Cuento VII. De lo que aconteció a una mujer que le decían doña Truhana

            Otra vez hablaba el conde Lucanor con Patronio en esta guisa:
            -Patronio, un hombre me dijo una razón y mostrome la manera cómo podía ser. Y bien os digo que tantas maneras de aprovechamiento hay en ella que, si Dios quiere que se haga así como él me dijo, que sería mucho de pro pues tantas cosas son que nacen las unas de las otras que al cabo es muy gran hecho además.
            Y contó a Patronio la manera cómo podría ser. Desde que Patronio entendió aquellas razones, respondió al conde en esta manera:
            -Señor conde Lucanor, siempre oí decir que era buen seso atenerse el hombre a las cosas ciertas y no a las vanas esperanzas pues muchas veces a los que se atienen a las esperanzas, les acontece lo que le pasó a doña Truhana.
            Y el conde le preguntó como fuera aquello.
            -Señor conde -dijo Patronio-, hubo una mujer que tenía nombre doña Truhana y era bastante más pobre que rica; y un día iba al mercado y llevaba una olla de miel en la cabeza. Y yendo por el camino, comenzó a pensar que vendería aquella olla de miel y que compraría una partida de huevos y de aquellos huevos nacerían gallinas y después, de aquellos dineros que valdrían, compraría ovejas, y así fue comprando de las ganancias que haría, que hallose por más rica que ninguna de sus vecinas.
            Y con aquella riqueza que ella pensaba que tenía, estimó cómo casaría sus hijos y sus hijas, y cómo iría acompañada por la calle con yernos y nueras y cómo decían por ella cómo fuera de buena ventura en llegar a tan gran riqueza siendo tan pobre como solía ser.
            Y pensando esto comenzó a reír con gran placer que tenía de su buena fortuna, y riendo dio con la mano en su frente, y entonces cayole la olla de miel en tierra y quebrose. Cuando vio la olla quebrada, comenzó a hacer muy gran duelo, temiendo que había perdido todo lo que cuidaba que tendría si la olla no se le quebrara.
            Y porque puso todo su pensamiento por vana esperanza, no se le hizo al cabo nada de lo que ella esperaba.
            Y vos, señor conde, si queréis que lo que os dijeren y lo que vos pensareis sea todo cosa cierta, creed y procurad siempre todas cosas tales que sean convenientes y no esperanzas vanas. Y si las quisiereis probar, guardaos que no aventuréis ni pongáis de los vuestro, cosa de que os sintáis por esperanza de la pro de lo que no sois cierto.
            Al conde le agradó lo que Patronio le dijo e hízolo así y hallose bien por ello.
            Y porque a don Juan contentó este ejemplo, hízolo poner en este libro e hizo estos versos:
A las cosas ciertas encomendaos
y las vanas esperanzas, dejad de lado.

http://www.ciudadseva.com/textos/cuentos/esp/juanma/vii.htm


TEXTO 3
Félix María de Samaniego (1745-1801)

 
Llevaba en la cabeza
una Lechera el cántaro al mercado
con aquella presteza,
aquel aire sencillo, aquel agrado,
que va diciendo a todo el que lo advierte:
¡Yo sí que estoy contenta con mi suerte!
Porque no apetecía
más compañía que su pensamiento,
que alegre la ofrecía
inocentes ideas de contento,
marchaba sola la feliz Lechera,
y decía entre sí de esta manera:
«Esta leche vendida,
en limpio me dará tanto dinero,
y con esta partida
un canasto de huevos comprar quiero,
para sacar cien pollos, que al estío
me rodeen cantando el pío, pío.
Del importe logrado
de tanto pollo mercaré un cochino;
con bellota, salvado,
berza, castaña engordará sin tino;
tanto, que puede ser que yo consiga
ver cómo se le arrastra la barriga.
Llevarelo al mercado,
sacaré de él, sin duda, buen dinero:
Compraré de contado
una robusta vaca y un ternero,
que salte y corra toda la campaña,
hasta el monte cercano a la cabaña».
Con este pensamiento
enajenada, brinca de manera
que a su salto violento
el cántaro cayó. ¡Pobre Lechera!
¡Qué compasión! Adiós leche, dinero,
huevos, pollos, lechón, vaca y ternero.
¡Oh loca fantasía,
qué palacios fabricas en el viento!
Modera tu alegría;
no sea que, saltando de contento
al contemplar dichosa tu mudanza,
quiebre su cantarillo la esperanza.
No seas ambiciosa
de mejor o más próspera fortuna,
que vivirás ansiosa
sin que pueda saciarte cosa alguna.
No anheles impaciente el bien futuro;
mira que ni el presente está seguro.
                     (www.cervantesvirtual.com)

miércoles, 19 de septiembre de 2012

LITERATURAS ORIENTALES ANTIGUAS I

 Imágenes

1. El Código de Hammurabi (literatura mesopotámica)
Es el más antiguo compendio de leyes conservado. Se basa en la aplicación de la ley del Talión, que propone penas equiparables al delito cometido. Como ejemplo, una de sus leyes establecía que, si una casa diseñada por un arquitecto se derrumbaba y mataba al hijo del propietario, era preciso matar, como castigo, al hijo del arquitecto.
Código de Hammurabi (Museo del Louvre, París)
 2. Gilgamesh (literatura mesopotámica)

El héroe de la Epopeya de Gilgamesh, poema épico que se centra en la figura del rey de Uruk y en su búsqueda de la gloria y de la inmortalidad. La versión más completa del poema se fecha en torno al año 1000 a.C.La figura que se muestra podría representar a Gilgamesh amaestrando a un león. Procede del palacio de Sargón II y data de los años 713-706 a.C.
Figura de un héroe amaestrando a un león
 (Museo del Louvre, París)

  3. El Libro de los muertos (literatura egipcia)
Las pirámides no solo son los grandes enterramientos de los nobles del antiguo Egipto, sino unos monumentos de primer orden en lo que respecta a la arquitectura funeraria de la Antigüedad. Su majestuosidad encierra también algunos de los más fascinantes secretos. En la imagen se puede ver la pirámide de Micerinos, en Gizeh, junto a otras de menor tamaño.
La pirámide de Micerinos, en Gizeh (Egipto)
  El Libro de los muertos recoge un conjunto de himnos, oraciones, conjuros, etc., que deben servir como guía a los muertos para su viaje por el inframundo y para superar el juicio de Osiris, que les permitirá alcanzar el paraíso. La imagen representa el citado juicio y muestra el momento en que el dios Anubis pone el corazón del difunto en una balanza, para hacer contrapeso con una pluma, que representa la verdad y la justicia universales.
El juicio de Osiris, capítulo 125 del Libro de los muertos
4. Sakuntala (literatura india)
Kalidasa escribió hacia el siglo V d.C. esta obra de teatro que narra los amores de la protagonista con el rey Dusyanta. La pérdida de un anillo por parte de Sakuntala provocará que el rey olvide que la ha conocido, y solo tras la recuperación de la joya será posible que se reanuden los amores de la pareja. La imagen recoge la obra de Raja Ravi Varma (1848-1906), Sakuntala escribe una carta al rey Dusyanta.