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viernes, 22 de febrero de 2013

ALGUNAS CLAVES PARA REALIZAR UN ANÁLISIS SINTÁCTICO



1. Identificar y señalar el verbo o los verbos (si se trata de una oración compuesta). Reconocer las perífrasis verbales, si las hubiera.
2. En el caso de las oraciones compuestas, identificar y señalar los nexos. Establecer después los límites de cada coordinada o subordinada, indicando la clase a la que pertenecen.
3. Analizar después cada proposición de manera individual, como si fuera una oración simple, pero teniendo en cuenta las dependencias de las subordinadas.
4. Partiendo del verbo, deducir el sujeto.
            Advertencias:
            a) el sujeto no puede llevar preposición (excepto entre, en oraciones del tipo: “Entre los cuatro resolvieron el problema”). Por eso, el sujeto nunca puede ser una construcción del tipo “a mí”, “a ti”, etc.
            b) Si la oración está en voz pasiva, el sujeto recibe el nombre de sujeto paciente y, semánticamente, observamos que la acción del verbo recae sobre él: “La niña fue premiada por sus padres” (lo que se corresponde a la oración en voz activa: “Sus padres premiaron a la niña”).
            c) El sujeto (siempre un sintagma nominal (SN), salvo en la excepción señalada en el apartado a) puede llevar sus propios complementos, en forma de adjetivo (“El niño guapo canta una canción”), de sintagma preposicional (SPrep) (“La hija de tu vecina ha crecido mucho”) o de sintagma nominal en aposición (“Tu primo Antonio dice muchas tonterías”).
            d) El sujeto es la única parte de la oración que tiene que concordar en número y persona con el verbo, por lo que, ante una duda sobre el sujeto, cambiar el número del verbo o del posible sujeto nos puede ayudar a identificarlo. Así, en “Me gusta esa canción”, si pluralizamos el verbo quedará claro que “esa canción” es el sujeto, pues nos obligaría a poner esto también en plural: “Me gustan esas canciones”; no es posible *“Me gustan esa canción”.
5. Una vez que hemos identificado el predicado de la oración, marcaremos los sintagmas (nominales, preposicionales, adjetivos o adverbiales) que pudiera haber, comenzando desde el final. Previamente habremos identificado la categoría morfológica de cada palabra (nombre, adjetivo, pronombre, determinante, etc.). Cada tipo de sintagma recibe el nombre de la palabra principal, salvo en el caso del SPrep, donde esta es un nombre y no una preposición.
6. Dejaremos para el final de nuestro análisis los pronombres personales en función de complemento (me, te, se, nos, os, se, lo, la, le, los, las, les) y los que tienen la misma forma que estos (reflexivos, recíprocos, los de los verbos pronominales, etc.).
7. Delimitados los sintagmas, señalaremos las funciones que estos desempeñan, teniendo en cuenta previamente si complementan a un nombre (CN), a un adjetivo (CAdj), a un adverbio (CAdv) o al verbo (CD, CI, CC, CR o CS, CP, Atributo o CAg de la pasiva).
8. El complemento directo (CD)
            a) Puede ser un SN o un SPrep con la preposición a. Nunca podrá haber un CD con otra preposición distinta a esta.
            b) Podemos identificar el CD vertiendo la oración a la voz pasiva: el sujeto paciente de la voz pasiva será siempre el CD de la activa de la que procede.
            c) En oraciones impersonales con haber o hacer puede ser útil sustituir el presunto CD por los pronombres lo, la, los, las, según el caso: “Había muchas personas en la calle”; “Las había”. “Hacía calor”; “Lo hacía”. En estos casos no es posible construir la voz pasiva.
9. El complemento indirecto (CI)
            Siempre será un SPrep con la preposición a. Ninguna otra preposición es posible. Para no confundirlo con el CD deberemos tener en cuenta los criterios que, para identificar a este, hemos señalado en el punto anterior.
10. Los complementos circunstanciales (CC)
            a) Van introducidos por un SN,  por un SPrep o por un adverbio o locución adverbial.
            b) Pueden ser de lugar, de modo, de tiempo, de causa, de compañía, de instrumento, de finalidad, de cantidad o de destinatario (“Lo he traído para tu hermana”).
11. El complemento suplemento o de régimen (CR o CS)
            a) Se hace necesario con algunos verbos que exigen su presencia, pues no podrían funcionar sin este complemento. Los verbos exigen, también, una preposición concreta, por lo que este tipo de complemento será siempre un sintagma preposicional: influir en, dedicarse a, confiar en, hablar de, pensar en, acordarse de, aspirar a...
            b) Como fórmula para identificarlo podemos descartar que se trate de un complemento circunstancial (al que se parece en su forma), comprobando que no es ninguno de los que hemos señalado en el apartado 10 b.
12. El complemento predicativo (CP)
            a) Generalmente es un adjetivo que complementa a la vez al verbo y a un sustantivo (este puede ser el sujeto o el CD de la oración): “Los niños vinieron cansados de la excursión”; “Encontramos los platos vacíos”.
            b) El predicativo es un adjetivo con apariencia de complemento circunstancial, función que no puede desempeñar el adjetivo por sí solo. Si nos fijamos en él, veremos que con respecto al verbo parece, como acabamos de decir, un complemento circunstancial de modo, y con respecto al sustantivo, un complemento del nombre. Importante: si el adjetivo está adverbializado sí puede ser complemento circunstancial, como en “Hemos trabajado duro toda esta semana”, donde “duro” es un adjetivo en función adverbial, que equivale a “duramente”.
            c) Actúa con verbos predicativos, pero sería posible sustituir cualquiera de estos por un verbo copulativo. Así, en “Los niños vinieron cansados”, parece ocultarse una oración del tipo “Los niños estaban cansados [cuando vinieron]”.
            d) Esta función pueden desempeñarla también nombres (“Nombraron ministro a Leandro”), gerundios (“Encontramos el agua cociendo”) y algunos SPrep (“Almudena trabaja de peluquera en el centro comercial”).
13. El atributo (At)
            Es un adjetivo (SAdj), un SN o un SPrep que dan cualidades al sujeto de la oración, al que se unen por medio de un verbo copulativo (ser, estar, parecer): “La niña es buena”, “La niña es un encanto”, “La niña es de Sevilla”.
            El atributo puede ser sustituido siempre por el pronombre lo.
14. El complemento agente (CAg)
            Solo se da en la voz pasiva y va siempre introducido por la preposición por: “La niña fue premiada por sus padres”. Como vemos, el verbo, en estos casos, debe ir en voz pasiva (auxiliar ser y verbo conjugado en forma de participio: “fue premiada”).
15. Finalmente analizamos los pronombres a los que nos hemos referido en el apartado 6, teniendo en cuenta que la, lo, las y los siempre serán CD, y le y les siempre serán CI. El resto pueden cumplir una función (CD o CI) o no cumplir ninguna función sintáctica. El primer caso lo constituyen los pronombres personales, reflexivos y recíprocos. Si el pronombre (me, te, se, nos, os, se) no concuerda en número y persona con el verbo, será siempre un pronombre personal, y hará de CD si no hay otro CD en la oración y el verbo es transitivo. En caso de que hubiera otro CD en la oración o el verbo fuera intransitivo, el pronombre personal pasaría a la función de CI. En este primer caso, el pronombre se solo podrá funcionar como CI en sustitución de le o les e irá siempre en la oración seguido de un pronombre de CD (la, lo, las, los): “Se lo dijeron”, “Se las regalaron”. Nunca podrá ser CD.
            Los pronombres reflexivos sí concuerdan en número y persona con el verbo, pero pueden funcionar como CD o CI, en las mismas condiciones que los pronombres personales (con la excepción de se, que, en este caso sí puede hacer de CD).
            Los pronombres recíprocos también concuerdan en número y persona con el verbo y, como los reflexivos, pueden hacer funciones de CD o CI en las mismas condiciones que estos. Los pronombres recíprocos solo existen en plural (nos, os, se): “Ellos se quieren” (CD), “Nosotros nos damos la mano” (CI).
            Los verbos de las construcciones reflexivas y recíprocas son siempre transitivos.
            En el resto de los casos, los pronombres me, te, se, nos, os, se, concuerdan en número y persona con el verbo y no cumplen ninguna función sintáctica.
16. El pronombre se puede, también, ser una marca de la voz pasiva refleja (“Se conocen ya los resultados de la encuesta”, equivalente a “Los resultados de la encuesta son conocidos por alguien”) o una marca de oración impersonal (“Se vive bien aquí”, donde no hay un sujeto preciso, el cual, como mucho, aparece diluido en el pronombre, aunque este no hace función de sujeto). En ambos caso, se no cumple ninguna de las funciones sintácticas arriba explicadas y nos referiremos a él como “marca de pasiva” o “marca de impersonalidad”.

sábado, 16 de febrero de 2013

"Lo que quiero ahora", de Ángeles Caso




            Será porque tres de mis más queridos amigos se han enfrentado inesperadamente estas Navidades a enfermedades gravísimas. O porque, por suerte para mí, mi compañero es un hombre que no posee nada material pero tiene el corazón y la cabeza más sanos que he conocido y cada día aprendo de él algo valioso. O tal vez porque, a estas alturas de mi existencia, he vivido ya las suficientes horas buenas y horas malas como para empezar a colocar las cosas en su sitio. Será, quizá, porque algún bendito ángel de la sabiduría ha pasado por aquí cerca y ha dejado llegar una bocanada de su aliento hasta mí. El caso es que tengo la sensación –al menos la sensación– de que empiezo a entender un poco de qué va esto llamado vida.
            Casi nada de lo que creemos que es importante me lo parece. Ni el éxito, ni el poder, ni el dinero, más allá de lo imprescindible para vivir con dignidad. Paso de las coronas de laureles y de los halagos sucios. Igual que paso del fango de la envidia, de la maledicencia y el juicio ajeno. Aparto a los quejumbrosos y malhumorados, a los egoístas y ambiciosos que aspiran a reposar en tumbas llenas de honores y cuentas bancarias, sobre las que nadie derramará una sola lágrima en la que quepa una partícula minúscula de pena verdadera. Detesto los coches de lujo que ensucian el mundo, los abrigos de pieles arrancadas de un cuerpo tibio y palpitante, las joyas fabricadas sobre las penalidades de hombres esclavos que padecen en las minas de esmeraldas y de oro a cambio de un pedazo de pan.

            Rechazo el cinismo de una sociedad que sólo piensa en su propio bienestar y se desentiende del malestar de los otros, a base del cual construye su derroche. Y a los malditos indiferentes que nunca se meten en líos. Señalo con el dedo a los hipócritas que depositan una moneda en las huchas de las misiones pero no comparten la mesa con un inmigrante. A los que te aplauden cuando eres reina y te abandonan cuando te salen pústulas. A los que creen que sólo es importante tener y exhibir en lugar de sentir, pensar y ser.

            Y ahora, ahora, en este momento de mi vida, no quiero casi nada. Tan sólo la ternura de mi amor y la gloriosa compañía de mis amigos. Unas cuantas carcajadas y unas palabras de cariño antes de irme a la cama. El recuerdo dulce de mis muertos. Un par de árboles al otro lado de los cristales y un pedazo de cielo al que se asomen la luz y la noche. El mejor verso del mundo y la más hermosa de las músicas. Por lo demás, podría comer patatas cocidas y dormir en el suelo mientras mi conciencia esté tranquila.

            También quiero, eso sí, mantener la libertad y el espíritu crítico por los que pago con gusto todo el precio que haya que pagar. Quiero toda la serenidad para sobrellevar el dolor y toda la alegría para disfrutar de lo bueno. Un instante de belleza a diario. Echar desesperadamente de menos a los que tengan que irse porque tuve la suerte de haberlos tenido a mi lado. No estar jamás de vuelta de nada. Seguir llorando cada vez que algo lo merezca, pero no quejarme de ninguna tontería. No convertirme nunca, nunca, en una mujer amargada, pase lo que pase. Y que el día en que me toque esfumarme, un puñadito de personas piensen que valió la pena que yo anduviera un rato por aquí. Sólo quiero eso. Casi nada. O todo.



Ángeles Caso, La Vanguardia, 19 de enero de 2012